Asturias ¿una gran ciudad o una pequeña región?


El pasado viernes 4 de noviembre la Fundación Valdes-Salas auspició un encuentro de economistas, juristas, geógrafos y arquitectos para tratar la complicada realidad urbana asturiana: una ciudad funcional en el centro de la región de más de 800.000 habitantes que, sin embargo, se compone por varias pequeñas y medianas ciudades poco coordinadas entre sí. Todos los participantes en esta jornada coincidimos plenamente, a pesar de nuestra tan diversa formación, en dos importantes ideas:
(i) Asturias está desaprovechando el que puede ser su gran potencial económico comportándose como una suma de pequeñas ciudades en vez de actuar como una gran ciudad; y
(ii) esto, que hasta ahora era sólo un potencial desaprovechado, puede empezar a volverse en su contra y convertirse en un problema creciente.
Mi idea para este artículo es resumir al lector de manera breve porque desde distintas perspectivas profesionales se coincide con tanta claridad en esta doble afirmación.

¿Por qué ser una gran ciudad es preferible a comportarse como varias pequeñas ciudades? El caso del área central de Asturias
Las grandes concentraciones urbanas permiten aprovechar lo que los economistas denominamos como economías de escala y economías de aglomeración.
Si en un entorno espacial reducido hay una gran concentración de población existe un mercado de mayor escala. Esto permite a los negocios localizados en ese entorno una mayor especialización dado que está viene determinada por el tamaño de mercado. Pensemos, por ejemplo, en una empresa de consultoría empresarial. Si su ámbito de actuación, su mercado, se limita a, por ejemplo, una ciudad como Oviedo la empresa consultora no se atreverá a especializarse ya que si lo hace correrá el peligro de depender de muy pocos clientes. Si su mercado potencial, sin embargo, pasa a ser todo el área central de la región la dinámica de la misma firma puede ser muy diferente. La empresa se podrá especializar fuertemente en alguna actividad, aquella para la que tenga más ventajas competitivas y en la que se haga muy eficiente. A mayor especialización mayor competitividad y mejor situación de las firmas de la región para abrirse crecer en otras regiones o países. Es evidente que las firmas ubicadas en Madrid o Barcelona son más exitosas que las localizadas en ciudades pequeñas. Cuando algunas firmas logran tener éxito desde una ciudad pequeña es muy probable que en un momento dado decidan iniciar un proceso de deslocalización hacía una urbe de mayor tamaño. Aunque Asturias nunca será Madrid nuestra región tiene el tamaño suficiente para generar procesos de especialización suficientemente intensos que generen empresas competitivas. Sin embargo es absolutamente necesario superar enfoques localistas. Cuanto más integradas estén las ciudades del área central, cuanto más claramente sean una sola ciudad, más fuertes, más especializadas y más competitivos serán sus negocios.
Por otra parte, cuando se produce una aglomeración poblacional fuerte en un espacio reducido conviven cientos de miles de personas con talentos muy diversos. En esa abundancia de talentos se apoya uno de los principales factores de crecimiento de los territorios. Hoy en día el recurso más valioso para cada vez más actividades económicas es el conocimiento. Las empresas de servicios avanzados o las industrias intensivas en tecnología necesitan capital humano abundante en su entorno más cercano. Esa abundancia es importante para poder encontrar y seleccionar, sin problema, los trabajadores que formarán parte de la empresa. Pero además la presencia de otros profesionales de alta cualificación en el entorno de la misma hace que la firma gane flexibilidad y competitividad. Imaginemos una compañía prestadora de servicios de marketing ubicada en una gran ciudad. Obviamente necesita a sus creativos, sus diseñadores, sus comerciales… Pero si, además de su personal propio, en su entorno cercano hay abundantes fotógrafos, modelos, pintores, grafistas, informáticos… tiene una potencialidad que no posee una empresa idéntica pero ubicada en una pequeña ciudad donde todo ese talento no abunda, o no lo hace en las mismas dimensiones. Tal vez pueda necesitar un traductor de árabe para mi negocio, o un grafista que pueda imprimir folletos en chino, o un experto en cultura y costumbres indias que me ayude a penetrar en dicho país. Habitualmente son cosas que tal vez no necesite en mi negocio pero cuya necesidad se me puede presentar en un momento dado. En una ciudad grande puedo encontrar a un traductor de árabe, a un grafista que sepa chino y todo lo que un negocio moderno, intensivo en conocimientos, puede llegar a necesitar. El futuro de Asturias, dado el nivel de vida de la región, pasa por los servicios y la industria más intensiva en conocimientos. Por eso creo firmemente que el mayor recurso de la región es la existencia de una población grande concentrada en un área reducida, el espacio central de la región, aunque repartida en varias ciudades todas ellas muy agradables y habitables. En nuestra región abunda el personal cualificado. Hay mucho talento y está concentrado. Se dan las condiciones para que florezca la industria y los servicios avanzados. Pero se requiere que todo ese talento este integrado en algo que actúe, que piense, que viva como una sola gran ciudad.
De todo ello se deduce la primera idea en la que profesionales de distintos campos coincidimos: uno de los potenciales mayores de nuestra región es la gran ciudad que ha nacido en el centro de la misma. Es un potencial parcialmente desaprovechado al no potenciarse políticas y acciones integradoras y si, más bien, las desintegradoras. Muchas empresas, muchos ciudadanos entienden y aprovechan las ventajas de ver la zona central como una sola ciudad. Pero las autoridades no sólo no potencian esto sino que con tantas políticas como ayuntamientos limitan el mayor potencial que, en mi opinión, tiene hoy por hoy nuestra región.

De un potencial desaprovechado a un peligro inminente: el riesgo de construir una ciudad poli-céntrica y dispersa en Asturias
Ser una ciudad de ciudades es un potencial desaprovechado en nuestra región mientras no integremos los municipios, sus políticas y ordenación. Pero esta extraña y poco frecuente realidad poli-céntrica de Asturias puede llegar a convertirse en un problema. Al no existir un centro único y al haber en el entorno de nuestras ciudades espacios naturales maravillosos hay un compresible y creciente interés de cada vez más población por vivir en el campo. Unas veces expulsados por los precios de la ciudad y otras atraídos por la calidad de vida rural a poca distancia de los lugares de trabajo cada vez más asturianos optan por residir en casas unifamiliares en entornos rurales no muy alejados de Oviedo, Gijón o Avilés.
Si no controlamos el modo en el que crecen y se expande nuestra población en unas décadas podemos haber construido una ciudad dispersa que ocupa prácticamente toda la superficie de la región. La competencia de los ayuntamientos pequeños por atraer población a su municipio junto con planes urbanísticos que preen crecimientos continuos ampliando el terreno urbanizable en otros casos nos conducen peligrosamente por esta senda.
Una ciudad dispersa además de aplastar bosques, montes y paisajes da lugar a un modelo en el que, por la baja densidad poblacional, no es posible incorporar medios de transporte público. Estos dejan de ser rentables dado que deben abarcar amplias superficies con una demanda muy baja debido a la reducida densidad de población. Las familias optarán entonces por usar de modo masivo el coche. Unido al uso intensivo del automóvil apare cederán centros comerciales en el perímetro de la ciudad, para evitar los atascos urbanos, que pueden acabar ahogando la vida comercial y social de nuestras bonitas ciudades. Es el camino que han seguido otros lugares. Hay evidencias de que es la senda por la que equivocadamente esta discurriendo Asturias.

Es tiempo de acción: la necesidad de una integración urbana en Asturias
Para aprovechar potencialidades y evitar riesgos no se necesita más que articular políticas de integración urbana. Una de las cosas que más me sorprendió en la jornada celebrada en Salas fue percibir de la mano de colegas juristas y expertos de planificación urbana lo fácil que sería articular esta integración urbana en el centro de nuestra región. Los instrumentos jurídicos existen sin necesidad de crear nuevas instituciones ni organismos, sin generar costes. Tan sólo necesitamos un fuerte liderazgo político desde el Principado que asumiendo su función coordine, de modo cada vez más intenso, a los municipios del área central.
Académicos y profesionales estamos asumiendo una parte de ese liderazgo aportando evidencias técnicas de los potenciales desaprovechados y los riesgos posibles. Nuestra capacidad es limitada. Debe ser ya el poder político el que impulse con fuerza un proyecto integrador. En caso contrario deberá ser la sociedad la que lo demande, la que lo exija, convencida antes que sus políticos de que es tiempo de cooperar, de superar localismos, de trabajar con amplitud de miras, de aprovechar los recursos que tenemos como siempre ha hecho nuestra región. 



Publicado en AS7, revista dominical de los diarios 
La Voz de Asturias y Público el 13 de noviembre de 2011.

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