De una región imaginaria a Asturias. Consecuencias de áreas locales no integradas administrativamente



Desembocadura del Rio Nalón que divide
 los municipios de Soto del Barco de Muros del Nalón 
Supongamos una pequeña región imaginaria fundamentalmente agraria y poco desarrollada. Supongamos que un pequeño rio divide de modo natural esta región en dos zonas que, con los medios de transporte pre-industriales, resulta algo complicado recorrer. En este momento pre-industrial las autoridades regionales consideran óptimo dividir esta región imaginaria en dos áreas político-administrativas a cada lado del rio. Llamémoslas, por ejemplo, municipios A y B. Dado que A y B están muy próximos interactúan en mercados, fiestas locales… pero son dos realidades independientes y el día a día de la mayoría de sus habitantes transcurre dentro de su municipio. La división político-administrativa coincide, entonces, con la realidad económico-social.
Ahora supongamos que nuestra región imaginaria empieza a desarrollarse. Las carreteras que unen A y B mejoran y los dos municipios interactúan cada vez más intensamente. Imaginemos que una gran fábrica industrial decide localizarse en B. Esa fabrica necesita mano de obra que no puede ser plenamente cubierta por los habitantes de B con lo que muchos habitantes de A se mueven cada día para trabajar en la fábrica. La presión de estos flujos hace que se construya una gran carretera con un puente que hace desaparecer técnicamente el rio que separaba los dos municipios. El mercado de trabajo de A y B empieza a estar integrado. Detrás del mercado de trabajo local integrado se va creando un mercado de vivienda local también integrado. La región sigue desarrollándose, un hospital para toda la región se ubica en B, un centro comercial en A… hay familias que viven en A y trabajan en B, familias que viven en B y trabajan en A, e incluso familias que trabajan en los dos y residen en cualquiera de ellos. En definitiva, A y B son ya una realidad económica y social única aunque siguen teniendo ayuntamientos diferenciados.
¿Tiene esto consecuencias? La respuesta es que si, varias y peligrosas. La primera es que mantener dos ayuntamientos diferenciados e independientes es un gasto que ahora resulta innecesario. A parte, tanto A como B prestarán sus servicios públicos descoordinados entre sí. Posiblemente A y B coordinaran sus servicios pero sería mucho mejor integrarlos plenamente. Lo más peligroso que puede ocurrir es que A y B no hagan políticas urbanísticas coordinadas. Si B decide poner un polígono industrial en la frontera con A donde al otro lado A ha proyectado una zona residencial al final nos encontraremos con una ordenación de los usos del suelo nefasta.
Estamos hablando de una región imaginaria pero… si miramos Asturias veremos que efectivamente los 78 municipios en los que hemos dividido nuestro territorio tienen su origen en un momento pre-industrial, finales del siglo XIX con raíces medievales. Las barreras naturales que aconsejaban esa partición son ahora inexistentes gracias a autopistas y carreteras. Muchas ciudades se han expandido físicamente fuera de su término municipal. En el área central las interacciones son muy intensas entre todos los núcleos urbanos pero no es el único lugar en el que esto ocurre. De oriente a occidente de Asturias hay casos donde las fronteras político-administrativas dividen dinámicas económico-sociales completamente integradas. Podemos identificarlo analizando los flujos de commuting: movimientos diarios de la población del lugar de trabajo al lugar de residencia. En REGIOlab lo hemos hecho, los resultados están en nuestra web, y creemos que es un buen punto de partida para valorar una revisión del mapa municipal asturiano. Desde luego no debe ser la única variable a tener en cuenta pero si un buen comienzo. Los datos llevan a una conclusión contundente: hace falta mejorar la gobernanza local en varios puntos de Asturias, no sólo y ni si quiera principalmente por la búsqueda ahorro fiscal, sino por mejorar la acción y eficiencia de la política y servicios públicos locales.

Publicado en La Nueva España, 9 de julio de 2012
a raíz de la mesa redonda organizada por la Fundación Valdes-Salas en Cabranes el 29 de junio. 

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