09.- Asturias en Europa: entre el área de Oporto y el Gran Bilbao

Es el tiempo de las metrópolis. Sus áreas de influencia rebasan las fronteras de sus regiones e incluso de sus Estados, conformando los nodos de la estructura territorial y económica de Europa; por eso las metrópolis asturianas: AMCA y C-R deben buscar un lugar en esa estructura, actuando como un ente urbano para hace valer su posición.
Aunque el AMCA y/o la  Ciudad Región (C-R) son periféricas con respecto a la Megalópolis Europea (la “Banana Azul, entre el sur de Inglaterra y el norte de Italia) pero ocupa, sin embargo, una posición central en el Arco Atlántico, justo a mitad de camino entre Oporto y Burdeos si se sigue la “autopista” atlántica, y a medio camino entre Oporto y Bilbao, ejes de las principales metrópolis del noroeste ibérico. Se propone aquí incardinar las Áreas Metropolitanas Asturianas (central y regional) en la trama urbana europea respondiendo a los planteamientos estratégicos de la Unión Europea recogidos en “Ciudades del Mañana. Retos, visiones y caminos a seguir”.
9.1. La Europa de las metrópolis. Europa, y en mayor medida la Unión, es un espacio impulsado, fundamentalmente, por los conjuntos metropolitanos. Su máxima expresión es la “Banana Azul” o “Dorsal Europea”, franja que va de Mánchester a Turín y donde residen casi 80 millones de personas en 22 áreas metropolitanas. Fuera del pentágono con vértices en dos ciudades globales (París y Londres) y en Hamburgo, Múnich y Milán, otras áreas metropolitanas cobran relevancia europea: Madrid, Barcelona, Roma. Viena, Berlín, Copenhague, Estocolmo… Parece evidente por qué la Unión Europea ha considerado las áreas metropolitanas como una de sus piedras angulares; de hecho, desde la Estrategia Lisboa (2000), se consideran los centros de gravedad que deben responder a los desafíos que impone la mundialización.
9.2. Ser medianos o ser irrelevantes. Sería ingenuo tratar de compararse con las áreas señaladas en el punto anterior. Dentro de la clasificación habitual de áreas metropolitanas (grandes, más de 1.000.000 de habitantes; medianas, entre 500.000 y 1.000.000; pequeñas, entre 250.000 y 500.000) el AMCA y la C-R podrían entrar dentro de la categoría de mediana, lo que la situaría entre las 65 mayores aglomeraciones urbanas de la Unión Europea (sin contar el Brexit). Sin el AMCA y la Ciudad Región, Asturias sólo aparecería cerrando los listados con Gijón.
9.3. La anomalía del policentrismo. La mayor parte de las áreas metropolitanas responden a modelos con una ciudad central muy importante que da nombre y lidera a una serie de entidades periféricas (el modelo más frecuente es de anillos concéntricos) que asimilan usos “de satélite” como el de ciudad dormitorio, áreas industriales o logísticas, etc. Las áreas metropolitanas policéntricas (o multipolares, según otros autores) son más extrañas; prácticamente se reducen a Rin-Ruhr (Alemania), Liverpool-Manchester (Reino Unido) o algún sistema bipolar como Bruselas-Amberes (Bélgica) y Ámsterdam-Rotterdam (Países Bajos). Se trata de un sistema más complejo a efectos de gobernanza al no haber una relación de poder clara, como se puede apreciar en el propio AMCA ; por el contrario, permite mantener economías de escala suficientes sin tener que asumir los problemas propios de las mayores ciudades y facilitan la sostenibilidad urbana si cuentan con la organización adecuada.  
9.4. El Arco Atlántico: entre Oporto y Bilbao. Se supone que se trata de algo más que de un festival y que la Atlantic Arc Comision puede generar un espacio de relación relevante. Las mayores áreas urbanas del arco están en la Península Ibérica: Lisboa, Sevilla, Oporto y Bilbao. El AMCA está situada en una posición bastante central entre Oporto y Bilbao, con lo que implica de oportunidad para conformar con ellas un eje de alcance europeo, esto es, donde las áreas metropolitanas asturianas puede optar a las políticas europeas favorecedoras del policentrismo pero también a políticas de cooperación dentro de redes urbanas en las que sus miembros se retroalimentan.
9.5 La metrópoli diversa, cohesionada y atractiva. Aspectos como la integración o la cohesión presentan una aplicación más sencilla en áreas polinucleares como el AMCA y la C-R, pues el menor tamaño de las entidades limita la segregación social y espacial (sin guetos ni barrios exclusivos), facilita el acceso a los servicios esenciales de proximidad, permite conservar gestión local y combinarla con la metropolitana en los asuntos donde el desarrollo urbano ha desbordado los límites históricos, posibilita relaciones cotidianas más fluidas, reduce las fricciones de los movimientos pendulares trabajo-residencia-ocio…
9.6. La metrópoli verde y sana. El carácter polinuclear de las áreas metropolitanas asturianas hace innecesario para asegurar la calidad ambiental el recurso a costosas operaciones urbanísticas, como ocurre en las grandes urbes (cinturones de parques, eliminación o expulsión de usos indeseados, etc.). Incluso resulta favorable el poblamiento en medianas y pequeñas entidades, lo que hace que muchos desplazamientos no requieran de asistencia motorizada o esta sea muy escasa. Cuenta además con una red ferroviaria (aunque precisada de urgente modernización) con muy buenas condiciones para establecer un sistema de transporte efectivo y adecuado en plena etapa de transición energética (sólo en Gijón y Oviedo hay barrios a más de 1,5 km de su estación principal). Además, completan el panorama favorable una aceptable red de parques urbanos, así como espacios libres notables muy próximos a las urbes (Naranco, Deva, etc.).
9.7. Hacia una economía flexible e inclusiva. La especialización productiva se convierte en un riesgo cuando las industrias maduran, generando espacios abandonados (“activos ociosos”). La diversificación favorece a la larga la estabilidad y reduce los riesgos coyunturales; ahora la innovación tecnológica es el motor económico; en el AMCA y la C-R  se  cuenta con los espacios, pero faltan contenidos. También hay una buena base logística, de alcance europeo, si se aprovechan las potenciales rutas marítimas en el contexto del noroeste ibérico.
9.8. Una Europa urbana policéntrica con un desarrollo territorial equilibrado. Las publicaciones de la Unión Europea apuestan por un modelo como es el del AMCA y/o C-R a su escala; además, contrarresta la despoblación rural y mitiga la concentración urbana. Potenciar el AMCA y/o C-R es, pues, una obligación urgente e ineludible.
9.9. Hacia un modelo integral de desarrollo sostenible. Como los virus, la contaminación no entiende de fronteras. En los aspectos ambientales es imperativo contar con el AMCA y/o C-R para (como se propone en “Ciudades del Mañana”) “adoptar enfoques integrales de planificación y desarrollo que tengan en cuenta las dimensiones sociales, climáticas, ambientales, económicas y territoriales del desarrollo urbano”.
9.10. Sólo hay Proyecto Asturias dentro del Proyecto Europa. El AMCA en la C-R tiene casi todo aquello que valora la UE, pero a escala europea pasa desapercibida. Por ello es necesaria una acción coordinada y conjunta que permita estar en los circuitos internacionales sin perder esos rasgos que parece que el resto anhela. En Europa está la financiación, el mercado y el modelo donde mejor encajamos.
Y una reflexión final: no hay posibilidad de posicionarse en Europa sin una cohesión y un equilibrio territorial  interno suficiente para convertir las crecientes debilidades en desafíos positivos y el modelo territorial en una oportunidad para afrontar los retos ambiental, demográfico, económico, social y territorial. El Proyecto AsturiasPlan de Proyectos que se ha ido desgranando en estas últimas semanas contiene un centenar de propuestas, naturalmente discutibles y mejorables, que se ponen a disposición de la sociedad asturiana y especialmente de sus líderes, quienes tienen la obligación de impulsar la Asturias del siglo XXI sobre bases sólidas: sostenible, equilibrada económicamente, socialmente justa, como espacio óptimo para trabajar y para vivir.
Texto publicado en La Nueva España y elaborado por: Víctor García Oviedo (arquitecto), Benjamín Méndez García (historiador y geógrafo), Jesús Menéndez Fernández (arquitecto), Ramiro Lomba Monjardín (economista), Sonia Puente Landázuri (arquitecta) y Fernando Rubiera Morollón (economista)

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