02.- Realidad y perspectivas de Asturias a partir de sus indicadores

Los indicadores de Asturias esbozan una situación desalentadora. La productividad está estancada y el envejecimiento avanza. Pero en nuestro territorio hay potencialidades sobre las que se puede apoyar un cambio que ilusione al tejido creativo y productivo que aún resiste en la región y, a la postre, cambie la tendencia.  
Los grandes indicadores socio-económicos de Asturias reflejan una situación poco halagüeña: el tejido productivo se empobrece con una productividad regional estancada y una estructura demográfica preocupante. Hace falta provocar una chispa que detone un cambio de discurso y de actitudes, que poco a poco reoriente la economía de la región. Ese cambio imprescindible ha de basarse en las potencialidades (algunas de las cuales se apuntan aquí), buscando las oportunidades para invertir las tendencias negativas (que también se anotan en este texto) y para renovar las estructuras anquilosadas. Pero el tiempo pasa y corre en contra de la región: urge arrancar el proceso de investigación e innovación territorial. 
Entre las debilidades que se deben arrostrar resaltaremos, a continuación, cinco.
02.1. La acusada diferencia entre el Valor Añadido y la Renta Disponible per cápita. El Valor Añadido Bruto (VAB) de un territorio mide la producción total del mismo. La Renta Bruta Disponible (RBD) es el resultado de incorporar al VAB del territorio el saldo de las transferencias con el resto del Estado. Si lo dividimos por la población nos da la ratio per cápita(pc) que puede usarse para comparar territorios. Asturias es una de las regiones donde más amplia es la diferencia entre las dos variables. Mientras que la RBDpc se sitúa en la media nacional, el VABpc está desde el 2000 más de diez puntos porcentuales por debajo, ampliándose la brecha desde la gran recesión económica. Esta acusada diferencia entre producción y renta regional certifica algo que los asturianos perciben claramente: en Asturias se vive relativamente bien y no hay sensación de una situación económica deteriorada en exceso, pero la actividad productiva sufre una crisis profunda y persistente que las transferencias ocultan. 
02.2. La estructura demográfica envejecida y tamaño poblacional menguante. La crisis real de la región, que no afecta a la calidad de vida, gracias a las transferencias del Estado, es palpable en la actividad y dinamismo económico y, por consiguiente, en las oportunidades laborales. Esto hace que muchos jóvenes asturianos emigren en busca de oportunidades dentro o fuera de España. Tal fenómeno se inició con la reconversión industrial en proceso y se ha prolongado durante casi tres décadas, arrojando como resultado una región en riesgo demográfico. 
02.3. El deterioro de la productividad. Posiblemente como fruto de la pérdida de dinamismo económico y social y del envejecimiento de la población, la región presenta un estancamiento de su productividad que se viene prolongando durante casi dos décadas. La productividad de un territorio es una variable clave para evaluar su competitividad. En consecuencia, año tras año Asturias pierde competitividad y atractivo económico para posibles inversiones externas (nacionales o internacionales). 
02.4. La debilidad del sector servicios. Por sectores, la productividad industrial se mantiene en niveles similares o superiores a la media estatal, siendo en el sector servicios donde Asturias está estancada, lo que ocasiona la pérdida de posiciones relativas respecto a España. Más en concreto, tal pérdida refleja el diferencial negativo con respecto a Madrid, Barcelona y algunas otras grandes ciudades, donde se concentra el terciario avanzado (servicios y actividades creativas, intensivas en conocimiento y en tecnología). 
02.5. La interacción negativa entre los componentes de la estructura socioeconómica. Riesgo demográfico y pérdida relativa de peso en terciario avanzado podrían agravarse con reajuste industrial, efectos de la transición energética, falta de mejora de la calidad ambiental, desmovilización productiva y de uso del medio agrario y natural, reducción de las transferencias estatales, etc. 
El conjunto de variables alimenta una perspectiva pesimista de no mediar una pronta reacción, que puede basarse en algunas potencialidades regionales como  las que siguen.
02.6. El Área Metropolitana (regional y central) como motor económico y social. Nuestra baja productividad procede, sobre todo, de un sector de servicios avanzados aletargado. Toda la literatura internacional coincide en señalar que el factor que más dinamiza la productividad y competitividad de las actividades creativas e intensivas en conocimiento y/o tecnología son las llamadas “economías de aglomeración”. En el centro de Asturias existe la aglomeración urbana, que suma cerca de 800 mil habitantes. Pero falta integración y fluidez entre las ciudades y núcleos y faltan políticas que orienten los procesos de especialización local y mejoren la interacción del conjunto. Un informe de la OCDE (2015) destaca el potencial de integrar áreas metropolitanas como la que existe en Asturias, estimando una diferencia de crecimiento superior en diez puntos entre las regiones metropolitanas con gobernanza compartida y las que carecen de ella. Las mismas conclusiones fueron alcanzadas en un estudio realizado por REGIOlab que estimaba que había un potencial de crecimiento superior al 10% en la integración institucional del Área Central de Asturias. 
02.7. Asturias tiene buenas infraestructuras, sobre todo una red ferroviaria de gran potencial. La idea de que nuestra región tiene un déficit de infraestructuras es falsa a fecha de 2020. Durante tres décadas se ha hecho un gran esfuerzo. Disponemos de infraestructuras y equipamientos que están por encima de la media nacional. Pero es necesario que en algunos casos funcionen a pleno rendimiento y en otros se completen proyectos esenciales para dar uso a las grandes obras ya ejecutadas. Por ejemplo, destaca la extraordinaria red ferroviaria existente en el área central. Con pequeños proyectos y una gestión adecuada puede convertirse en el sistema de movilidad sostenible y eficiente que necesita la región para hacer eclosionar las potencialidades del área metropolitana. 
02.8. El poder de una imagen moderna y urbana para Asturias. Nuestra región proyecta una imagen nacional de paraíso naturalizado, muy apropiada para atraer turismo pero menos para captar inversiones del terciario superior o de industria avanzada. Fuera de España Asturias simplemente no existe. Por tales razones, en un mundo global de ciudades, Asturias tiene que proyectarse como Área Metropolitana Central de Asturias (AMCA) y Ciudad-Región (C-R) para aparecer en el mapa. 
02.9. Las alas necesitan un centro fuerte. La estructura económica actual más allá del AMCA  se ha transformado, simplificando: oriente turístico, occidente costero industrial, suroccidente agrario innovador. La oportunidad para las “alas” depende en buena medida de un centro regional fuerte y dinámico, y viceversa. Ambos se retroalimentan.
02.10. El tiempo corre en contra de Asturias: es el momento de actuar. Asturias parece paralizada, estancada en un discurso vacío. Una idea de innovación territorial apoyada en la base real que constituye el Área Metropolitana Central en una Ciudad Región o Región Metropolitana (Gran Ciudad) puede ayudar a cambiar el discurso y la dinámica. Hay bases endógenas para impulsar una senda de desarrollo. Convendría actuar con urgencia, pero apoyados en un monitoreo de las constantes vitales de la economía regional. 
Y a modo de una reflexión final. Ni el mundo, ni Europa, ni España esperan por Asturias. Los cambios de las economías actuales son muy intensos. Las grandes ciudades dominan la actividad económica global y lo hacen a través de servicios creativos e intensivos en conocimiento de los que emanan nuevas ideas, nuevos productos y nuevos procesos. Por todo ello, hace falta un Proyecto que ilusione al tejido productivo y creativo que aún queda en la región. Proyecto Asturias. Plan de Proyectos.


Texto publicado en La Nueva España y elaborado por: Víctor García Oviedo (arquitecto), Benjamín Méndez García (historiador y geógrafo), Jesús Menéndez Fernández (arquitecto), Ramiro Lomba Monjardín (economista), Sonia Puente Landázuri (arquitecta) y Fernando Rubiera Morollón (economista)

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