La crisis griega: una región disfrazada de país

¿Qué hace diferente a un país de una región?
El concepto de "Región" es difuso pero podemos definirlo como un espacio que comparte rasgos que lo diferencian del reto del territorio. Podemos así hablar de regiones climáticas, culturales, idiomáticas... incluso podemos hablar de regiones económicas. Una región puede ser una porción de un país o puede abarcar varios países. Por ejemplo, las provincias del noreste peninsular, el llamado Eje del Ebro, forman una región económica dentro de España caracterizada por su mayor prosperidad y capacidad de crecimiento. Igualmente los países del sur de Europa, los tristemente denominados como PIGS –siglas en ingles de Portugal, Italia, Grecia y España–, constituyen una región dentro de Europa compuesta por países con economías más débiles e inestables. Obsérvese que la clave del concepto de “Región” es que no necesita que existan fronteras. Puede sobrepasarlas, habiendo regiones de países, o dividir un mismo país en distintas regiones. La “Región” es una delimitación conceptual que ayuda a interpretar el espacio pero que suele ser inútil para transformarlo, al menos mientras no se dote de una cierta autonomía política.

El concepto de "País", sin embargo, es mucho más preciso. Un país tiene fronteras que lo delimitan sin ambigüedad. No son fronteras conceptuales, como las que dibujamos en un mapa para clasificarlo en regiones de uno u otro tipo. Son fronteras reales con vallas que dividen el territorio y aduanas y puestos fronterizos que controlan los movimientos de personas y mercancías. Cuando pasas la frontera operan otras normas, otras leyes civiles, penales, mercantiles... Normalmente hay otra moneda y otras fórmulas fiscales. Jurídicamente el concepto de “País” es muy preciso. Económicamente también y se apoya en tres aspectos económicos que determinan la relevancia económica de las fronteras: (i) la existencia de una regulación diferente de la propiedad, el trabajo o las relaciones mercantiles, (ii) la existencia de una moneda propia que implica una política monetaria autónoma y (iii) la existencia de normas fiscales, tributos y gasto público, independientes.

En las últimas décadas el mundo se ha homogeneizado mucho en sus normas mercantiles y derechos de propiedad. A penas hay cambios dentro los países de la OCDE, y con el resto avanzamos hacia una creciente convergencia. Dentro de Europa esta uniformidad legislativa es casi completa, especialmente en la Unión Europea. Por lo tanto, desde una perspectiva económica, el hecho diferenciador entre países reside casi completamente en la existencia de autonomía fiscal y monetaria. Sin embargo, los países de la Unión Económica y Monetaria –la zona euro– han decidido ceder su política monetaria a un organismo supranacional, el Banco Central Europeo, y coordinar estrechamente sus políticas fiscales, especialmente en lo que se refiere a endeudamiento. La conclusión es evidente: los países de la zona euro ya no son países en sentido económico, sino regiones.
Desde una perspectiva económica el Reino Unido aún es un país pleno. No ha cedido la política monetaria y sus márgenes de coordinación fiscal son muy laxos. Desde el inicio de la crisis reaccionó con una política fiscal y monetaria similar a la usada por EEUU y, aunque con problemas, fue saliendo de la crisis usando enfoques neo-keynesianos. Pero Grecia no dispone de instrumentos monetarios y fiscales autónomos para resolver su crisis. No tiene política monetaria propia y no puede asumir el riesgo de mayor inflación a cambio de mayor liquidez monetaria. No puede devaluar su moneda para ganar competitividad. No puede articular nuevos estímulos fiscales que se escapen de los estrechos márgenes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En Economía Regional sabemos bien cómo una región puede salir de una crisis asimétrica. Sólo hay dos caminos:
  • Opción 1ª, que exista un sistema de solidaridad del resto de regiones, un mecanismo de cooperación interregional, que en forma de ayudas y fondos impulse el crecimiento y suavice los daños.
  • Opción 2ª, en ausencia de este sistema sólo queda ajustar vía migración y salarios.

Es triste observar que Europa ha construido una Unión Monetaria que transforma países en regiones sin articular ningún mecanismo de solidaridad entre territorios. Sólo queda la Opción 2ª, devaluar en forma de salarios menores y forzar a la emigración, para reajustar el tamaño de la “región” griega.

De la experiencia Griega, que espero que logre encontrar el modo de salir de la crisis minimizando daños, podemos extraer muchas lecciones. Me gustaría destacar dos:

  • Primero, nunca es bueno quedarse a medio camino en proyectos de integración económica, o todo o nada… lo que significa que en el caso de Europa urge crear un presupuesto Europeo fuerte y que mientras esto no se haga el proyecto europeo estará herido de muerte.
  • Segundo, en todos proyectos interregionales, ya sea nacional o supranacional, es esencial la solidaridad entre territorios. Esto nos lleva a la discusión sobre la financiación autonómica en España. Asturias fue la Grecia de España en los 80 y, aunque ajustamos en parte la crisis de nuestra región con emigración de muchos de nuestros jóvenes al resto del país, el precio pagado fue muy moderado gracias a la transferencia de fondos en forma de prejubilaciones, infraestructuras, apoyo a la reconversión o servicios públicos de calidad. Debilitar esos mecanismos puede ser nefasto para el “proyecto España”.
Europa ha generado una tormenta prefecta de la que no logra salir. Verano tras verano sufrimos nuevos arrebatos de una inestabilidad que se enquista en la Unión.
Por cierto, aunque la situación es menos dramática y no creo que nuestro país llegue a encontrarse en una situación si quiera parecida a la griega el lector podría sustituir la palabra “Grecia” por la palabra “España” en todo el artículo y todo lo expuesto serviría igualmente. Démonos cuenta que nuestro país está saliendo de su crisis a base de los mecanismos propios de una región: emigración y reducción salarial.


Publicado en La Nueva España el domingo 5 de julio de 2015

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