La
mayor parte de los indicadores macroeconómicos, exceptuando el empleo, dan
muestras de estabilización. Todo parece apuntar a que la caída libre que
nuestra economía ha experimentado durante los últimos años ya se ha frenado. Cabe
entonces preguntarse si 2014 será por fin el año del fin de la crisis.
Seguramente
seguiremos asistiendo a una corrección progresiva de nuestro sector exterior y
a una lenta recuperación de la actividad empresarial y los beneficios de las grandes
compañías, aunque mas apoyados en sus operaciones internacionales que las que
ocurren dentro de España. Muy probablemente se estabilizara la destrucción de
empleo, lo que es diferente a que se logre crear nuevo empleo. Se mantendrá la
moderación en precios lo que nos permita seguir ganando competitividad y
recuperar posiciones en el contexto internacional, aunque a costa de mantener
la moderación salarial que aumenta los niveles de pobreza y desigualdad dentro
del país. En definitiva, veremos que las cifras mejoran pero pensar que las
cosas vayan a volver a como estaban antes de la crisis sería un terrible error.
Esta
crisis ha cambiado muchas cosas. Por eso no habrá una salida rápida y no creo
que asistamos ni en dos ni en tres años a un crecimiento fulgurante que nos
permita crear empleo y re-establecer los niveles de recaudación pública que
faciliten recuperar nuestro profundamente dañado Estado del bienestar. Al
contrario, asistiremos a una recuperación lenta mientras constatamos que nos
encontramos en un mundo diferente al de antes de la crisis que tiene nuevos
equilibrios internacionales, nuevas maneras de operar y nuevas leyes económicas.
En
esta reflexión quisiera llamar la atención a un cambio concreto: el
desplazamiento geográfico del peso la economía mundial. Antes de la crisis
China, otros países asiáticos y los grandes países de Latinoamérica eran “países
emergentes”. Ahora ya han emergido. La Economía se ha volcado totalmente a
China, Corea y Brasil. Ya nos son los “productores de occidente” sino que es en
ellos donde están las inversiones más lucrativas y a los que se vuelcan las
compañías internacionales generando empleo y actividad. Son los nuevos motores económicos del mundo. La
mayor parte de Europa, incluyendo la aparentemente poderosa Alemania, ha
perdido peso en la economía mundial y posiblemente sigan perdiéndolo en los
próximos años. Sólo resisten este brutal empuje de los emergentes las economías
de Estados Unidos y de algunos países del norte de Europa. ¿Qué tienen en común
estos países? Fundamentalmente una cosa: un solido sistema de investigación y
desarrollo muy bien financiado y fuertemente conectado con el tejido
empresarial nacional.
Hay dos maneras de pensar en la recuperación económica de España o Asturias. Como una recuperación rápida, sobrevenida, donde como por arte de magia en poco tiempo volvemos a estar en la posición en la que estábamos; o, siendo más realistas, como un proceso lento y lleno de esfuerzo donde la apuesta por la ciencia, la tecnología y la educación son claves para no perder los niveles de vida que poseíamos al principios de la década pasada. La primera idea es una quimera que no ocurrirá. Por lo tanto, es mejor que dejemos de pensar en el corto plazo y empecemos a pensar como diseñamos las políticas para que en 2020 o más allá estemos donde queremos estar: en el primer mundo de países más avanzados científicamente con economías sólidas basadas en su conocimiento. Hay una cosa clara: recortando en I+D y en educación vamos justo en la dirección contraria.
Publicado en Asturias24 el 31 de diciembre de 2013.
Hay dos maneras de pensar en la recuperación económica de España o Asturias. Como una recuperación rápida, sobrevenida, donde como por arte de magia en poco tiempo volvemos a estar en la posición en la que estábamos; o, siendo más realistas, como un proceso lento y lleno de esfuerzo donde la apuesta por la ciencia, la tecnología y la educación son claves para no perder los niveles de vida que poseíamos al principios de la década pasada. La primera idea es una quimera que no ocurrirá. Por lo tanto, es mejor que dejemos de pensar en el corto plazo y empecemos a pensar como diseñamos las políticas para que en 2020 o más allá estemos donde queremos estar: en el primer mundo de países más avanzados científicamente con economías sólidas basadas en su conocimiento. Hay una cosa clara: recortando en I+D y en educación vamos justo en la dirección contraria.
Publicado en Asturias24 el 31 de diciembre de 2013.
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